La boda de Johana y Fernando en Talca fue de esas que uno recuerda con cariño. El día empezó temprano en el registro civil, bajo un sol intenso que parecía querer ser parte de la celebración. Entre miradas cómplices y nervios bonitos, dieron ese primer “sí” que marcó el inicio de todo.
Después de la ceremonia, nos escapamos un momento a la plaza para unas fotos. Ahí, entre árboles y luz de verano, los novios se regalaron un respiro para ellos mismos.
Hubo un brindis especial, lleno de palabras sinceras y un recibimiento cálido que se notaba en cada abrazo y cada gesto de sus familias y amigos.
Y como todo buen matrimonio, la guinda de la torta fue la fiesta. Una celebración en grande, con música, energía y un ambiente increíble que hizo olvidar el calor del día. Johana y Fernando disfrutaron como nunca, y nosotros estuvimos ahí para capturar cada risa, cada baile y cada emoción de una jornada que, sin dudas, fue estupenda de principio a fin.

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